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domingo, 26 de enero de 2014

Tontódromo

Dícese de la acera que va desde la parada del autobús hasta el cine y que tiene una barandilla en la que nos sentábamos a comer pipas, a charlar de nuestras cosas (o de las de otros) y a ver pasar la tarde del sábado. 

Los más jóvenes no sabréis dónde está el cine. Ya no hay, efectivamente, y su lugar fue ocupado por el Centro Cívico. 

Lo que sí sigue existiendo es la barandilla. 

¡¡La de culos que han aguantado y la de cosas que han tenido que oír!!

Y ver. Han visto las colas que se formaban para sacar las entradas para el cine, cómo pasaba por ahí el mercadillo, cómo la gente del barrio peleaba por unos locales culturales, las fiestas, las barracas, cómo ha ido cambiando la fisonomía del barrio no solo en cuanto al aspecto sino también en cuanto al contenido (tejido social le llaman los cultos, la gente que decimos los demás), ven pasar los autobuses que se llevan cada mañana a los más jóvenes y los devuelven a la tarde, privando así al barrio de la alegría que le dan los niños y de la vida social en la calle...

Posiblemente sean las más antiguas de Bilbao (como dice Mikel, que es quien ha hecho las fotos).

Los recuerdos vienen inmediatamente. 

Podéis ir dejando los vuestros.

Yo me acuerdo de aquellas tardes en las que no había club y, como no teníamos dónde ir o, simplemente no nos apetecía ir a ningún sitio, nos sentábamos como he descrito más arriba: paquete de pipas y pepes y ¡¡a disfrutar!!

¿Y vosotros?


martes, 7 de enero de 2014

2014

Vaya, parece que 2014 ha venido para quedarse que  con la que está cayendo y pudiendo elegir dice mucho en su favor. Confiemos pues en 2014.
Y ya que está -ya que estamos- ¿qué le pedimos a 2014?
Primero que nieve por si se cumple lo de "año de nieves, año de bienes".
Después salud y mucha buena suerte que falta nos va a hacer.
También que no haga ruido y que pase pronto.
Que no haga ruido o, en su defecto, que lo que se oiga sea el ruido de la calle, el ruido de la gente, que vaya (vayamos) perdiendo el miedo y recuperando los espacios que nos han sido quitados. Que este ruido no sea apagado por el que, sin ninguna duda van a hacer con el mundial de fútbol. Aunque creo que este deseo se va a quedar en eso.
Y que pase pronto porque eso supondrá que llega 2015, y con ese nuevo año la posibilidad de que las elecciones devuelvan a la ciudadanía la posibilidad de elegir a unos gobernantes con la sensibilidad necesaria para resolver los problemas de la inmensa mayoría.
No quisiera parecer “pesimístico” pero creo que, una vez más, el cambio no será sino recambio. Los que vengan aprovecharán lo que estos han hecho y que viene bien a “la cosa, a “los mercados”, a “nuestros socios europeos”, a “X”. El argumento es conocido: “es lo que podemos hacer”, “la realidad nos lo demanda” y otros varios que nos suenan o que podemos encontrar tirando, poco, de hemeroteca. Todos ellos (los argumentos) dirigidos a mantener el miedo en la mayoría de la gente.
Así pues, aprovecho la ocasión para pedir también a 2014, que “nos traiga” a alguien que sea capaz de ilusionar con realidades y dar satisfacción a las necesidades de la inmensa mayoría.
Eso sí, sin populismos, sin tentaciones totalitarias y muchos menos fascistas que son las que suelen aparecer en estas ocasiones. Ya hemos oído lo que ha balbuceado Su Majestad sobre el papel del ejército. A algunos nos suena. Se preocuparon muy mucho de anunciarnos continuamente los “ruidos de sables” durante aquella época que ahora está en revisión.

Así que venga, rapidito y aseau. Gracias por venir pero hola y adiós.