Este año 2013 se están cumpliendo los 50 años del Coro, así
es como lo conocemos los de Otxarkoaga. Supongo que será la asociación más
antigua del barrio, o casi.
Personalmente el coro significó muchas cosas: allí se
consolidó mi relación con Emi, mi mujer, con ellos tuve la oportunidad de
“salir al mundo”, conocer otra gente y otro ambiente que no era el habitual.
Por supuesto, un tipo de música muy alejada de mis gustos de aquel entonces.
También, como no, conocer otra gente del barrio ya que entonces la mayoría
éramos de Otxarkoaga, aunque los “extranjeros” nos aportaban mucho y eran muy
bien acogidos.
Viendo la exposición que estos días han desplegado en el
Centro Cívico hemos vuelto a recordar muchos muy buenos momentos. Desde aquel
debut en Basauri, en la Semana Cultural que se celebraba después de las fiestas
de San Fausto, con aquel polo blanco de manga corta como uniforme
“improvisado”. ¡¡Qué nervios!!
Pero para nervios los que pasamos en el estreno mundial de
“Nere” de la que el próximo mes se cumplirán 37 años. “Ante un público entusiasta, que abarrotó el teatro Buenos Aires, fueron
presentadas las obras premiadas en el Concurso de Composición Premio Vizcaya de
música coral vasca, pro movido por la Caja de Ahorros vizcaína. Siete corales,
bien representativas del amplio y tradicional amor de los vascos por la canción
comunitaria, interpretaron las tres páginas distinguidas con segundos premios y
las cuatro ganadoras de los primeros.” Así comenzaba el diario “El País” su
crónica sobre aquel evento. La versión que hicimos fue un poco… libre. Pero lo
pasamos muy bien, sobre todo después. Además estrenamos uniformes, lo que
tampoco ayudó.
El Barrio siempre ha podido contar con el Coro. Cada vez que
se le ha solicitado ahí ha estado, desde las celebraciones religiosas hasta las
fiestas del barrio. Con altibajos en cuanto a número de participantes pero
siempre presente.
Sobreviviendo incluso a aquellos que no son capaces de reconocer el papel de otros y “montan” otras asociaciones “parecidas” con el único objetivo de figurar, de seguir estando presentes cuando nadie les echa de menos.
Sobreviviendo incluso a aquellos que no son capaces de reconocer el papel de otros y “montan” otras asociaciones “parecidas” con el único objetivo de figurar, de seguir estando presentes cuando nadie les echa de menos.
Y precisamente ese ha sido el mérito de Eladio: estar
siempre en segunda fila, con una humildad digna de más elogios de los que yo
pueda hacer de él. Manteniéndose todos estos años por su amor a la música coral
y al barrio.
Y si Eladio es fundamental, no menos importantes son otras
personas que llevan ahí muchísimo tiempo, me viene a la memoria Mari Jose Amilibia,
Inés Fernández y Toño Vázquez. Me olvidaré de otros pero creo que son los más
veteranos.
Sirvan estas líneas como homenaje a todos ellos y como
recuerdo para todos los que hemos pasado por allí.
¡¡Enhorabuena a todos!!