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jueves, 3 de octubre de 2013

Sin Palabras

Así me quedé cuando vino la izquierda abertzale a visitarme a mi propio hogar. No quiero parecer presuntuoso, a decir verdad no vino toda la izquierda abertzale. Vinieron dos. Y mudo del todo me quedé cuando me dijeron que, más o menos, reconocían que yo había hecho cosillas en el barrio.
Lo primero que pensé fue explicarles la diferencia de significado de las preposiciones: en, de, por, para… Lo deseché enseguida.
Luego me dio por pensar ¿qué cosillas me habrán visto hacer? Y enseguida me vinieron varias a la cabeza: aquella vez que me saqué el chicle de la boca y no lo tiré al suelo sino a la papelera, o aquella otra en la que crucé la calle con un señor mayor (era mi padre) o aquella otra, en fin, en la que cargué con las pesadas bolsas de una señora que salía del mercado (lo habéis adivinado: mi madre).
No puedo ocultar que me emocionó profundamente que alguien, cual Gran Hermano, vigile y esté atento, por todos nosotros, a estos gestos tan simples pero tan importantes.
Muchas gracias por vuestra deferencia hacia mí.
Ah, se me olvidaba, lo de haber hechos estas cosillas, ha sido suficiente para que ellos me dejen un panfleto en mi casa que comienza con el siguiente párrafo:
“¿Te imaginas tener tus derechos de reunión, de asociación, de participación o de manifestación prohibidos? ¿Te imaginas trabajar por los problemas de la juventud de tú barrio y ser detenid@ por ello?. ¿Te imaginas luchar por mejorar las condiciones sociales de la gente y ser perseguid@ por ello?. ¿Te imaginas intentar fomentar actividades culturales, sociales o políticas y ser encarcelad@ por ello?”

Luego me pidieron alguna cosilla más. Pero no me costó nada acordarme de tanta y tanta gente que no ha tenido que echarle imaginación a su vida. Y aquí me surge una duda: ¿el tiempo correcto es el pretérito perfecto? ¿tal vez el presente? Consultaré con mi gramático de cabecera

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